25 marzo 2010

Las cartas de Gil de Biedma

La figura de Gil de Biedma no se agota. Un largometraje sobre su vida lo ha puesto de nuevo en el epicentro de la polémica en los últimos meses. Y este viernes, además, sale a la venta una compilación de su correspondencia editada por Lumen, bajo el título Jaime Gil de Biedma. El argumento de la obra. Las cartas dan cuenta del periplo vital y literario del poeta barcelonés. Están fechadas entre los años 1951 y 1989, y en ellas salen a relucir sus estudios para llegar a diplomático, su estancia en Oxford, el amor en París, el trabajo en la Compañía General de Tabacos de Filipinas, la llegada a este país, sus múltiples amistades con otros escritores y sus disquisiciones acerca de la poesía y el modo de escribir el poema perfecto.


A Carlos Barral. Salamanca, primavera de 1951


¿Sabes que ya casi deseo empicorotarme nuevamente? Quand je n'aime rien, je ne suis rien, y me aburro un poco: tener complicaciones sentimentales es una solución muy satisfactoria en invierno y en esas horas en que uno se siente cansado de leer o de escribir y no puede pasearse largamente. De estudiar no hablo: he descubierto que sólo estudio bien si estoy de mal humor. Es un sedante espléndido. Pero esta temporada soy todo pájaro. [...]*


Jaime Gil de Biedma estudió el último curso de Derecho (1950-1951) en la Universidad de Salamanca.


A Jorge Guillén. Barcelona, 16 de julio de 1959


Querido maestro, [...] Le adjunto unos cuantos poemas míos -recuerdo que, en el curso de nuestro encuentro vallisoletano-, pertenecientes a una secuencia titulada “Las afueras” en la cual llevo tiempo trabajando. Una vez terminada, ha de tener doce poemas; hoy por hoy, tengo en mano casi once (al que está en el telar sólo le falta el remate), lo malo es que todavía permanece en el Limbo el más largo, y quizá más peliagudo de todos. En fin, espero ser medianamente afortunado y tener el conjunto completo para fines de este año. Mucho agradecería su opinión sobre los botones de muestra que le envío. [...]


A Juan Marsé. Barcelona, 27 de febrero de 1962


Querido Juan, [...] Por otra parte, esperaba verte en Colliure adonde finalmente finalmente no hemos ido ni tú ni yo. Probablemente a estas horas ya sabrás por Antonio que estoy enfermo y me tuve que quedar en Barcelona. Parece ser que en Filipinas agarré un sífilis -esto te lo digo a ti porque estás en el Instituto Pasteur, pero no lo cuentes mucho a la gente, porque aumentaría mi reputación de libertino- y como tardé mucho en darme cuenta, porque el chancro me salió en la garganta, cuando me analizaron la sangre estaba ya al noventa y cuatro por ciento. Todo esto no tiene ninguna importancia, porque ahora -para disgusto de los curas- se cura radicalmente con unas sencillas inyecciones de penicilina, pero tengo que estar unas semanas en tratamiento y vigilado por el médico, y además sin joder, porque todavía contagio -llevo quince días así y la castidad empieza a pesarme. [...]


A Joan Ferraté. Barcelona, 21 de octubre de 1963


Querido Juan[...] Y estas frustraciones son, quizá, tolerables cuando se vive en un país en el que existe un cierto grado de libertad intelectual, social y política y unas ciertas posibilidades de actuación en algunos de esos órdenes. Excusado es el decirte que nada de eso existe aquí. Pero, además, la menor dureza de la vida inmediata, junto con la aparente “liberalización” del régimen, han convertido por completo el hábito del alma el sofocante sistema de inhibiciones morales que durante todos estos años uno ha tenido que utilizar para todo lo que no fuesen las relaciones con nuestros amigos personales -uno casi diría con nuestros cómplices. [...] Uno se pregunta quiénes vamos a quedar aquí. Si esto dura diez años más, a los cuarenta voy a ser un asco de persona.


Información de Elcultural.es

¿El Lazarillo ya tiene autor?

La paleógrafa Mercedes Agulló ha descubierto, casi quinientos años después de su publicación, quién es el autor del Lazarillo de Tormes. Su nombre es Diego Hurtado de Mendoza, un nombre que obligará a cambiar muchos libros de literatura españoles.


Tras décadas de trabajo, Mercedes Agulló ha logrado descifrar uno de los mayores misterios de la literatura española. Esta joya de la picaresca, publicada en 1554 y considerada el embrión de El Quijote, ha sido un misterio durante cuatrocientos cincuenta años. Agulló avanza, en El Cultural de El Mundo, algunos de los detalles sobre su investigación, que se publicará bajo el título: "A vueltas con el autor del Lazarillo".
La investigaciones de esta paleóloga han llegado a la conclusión, difícilmente refutable, de que esta obra salió de la pluma de Diego Hurtado de Mendoza, un hombre que "representa como pocos el ideal renacentista de unión de las armas y de las letras" según cuenta.
Elogiado por Lope de Vega, fue un mecenas de pintores y escritores, y escritor infatigable de manuscritos, además de nieto del Marqués de Santillana y amigo de Gracián y Santa Teresa de Jesús.Mercedes Agulló destaca que esta revelación "no es obra de un hallazgo casual, sino de la tenaz persecución de un hilo durante todo este tiempo" conocedora de que su teoría refuta las tesis expuestas por cientos de historiadores. Además de otras tantas evidencias, la prueba definitiva fueron unos papeles encontrados por Mercedes Agulló en la testamentaría del cronista López de Velasco, albacea de Diego Hurtado de Mendoza, así lo acreditan.Según cuenta Agulló, la prueba definitiva la encontraron en "Una serie de cajones y el impresionante lote de documentos acumulados por don Diego Hurtado de Mendoza durante su larga vida - 75 años- ya que al Cosmógrafo Real se le había encargado la administración de su hacienda. Ahí encontramos, al lado de una copia de "las Guerras de Granada" y otros papeles de la hacienda de Carmona, dos líneas que dicen: UN LEGAJO DE CORRECIONES HECHAS PARA LA IMPRESIÓN DE LAZARILLO Y PROPALADIA". La paleóloga confiesa haber leído esas dos líneas durante largo tiempo, que le han hecho ir tirando "tenazmente" del hilo que ha llevado al descubrimiento. Como todo estudio, éste deberá ser sometido a refutación científica, es ilusionante estar tan cerca de solucionar el enigma del Lazarillo, señalan desde El Cultural.

Información publicada en el periódico digital Libertad Digital (8-03-10)
Más información en
El Cultural.es

12 marzo 2010

Fallece Miguel Delibes

Ha sido lo primero que he escuchado hoy en la radio, aunque anoche ya se comentaba la situación de gravedad de este maestro literario noble y sencillo. Miguel Delibes, novelista y académico de la lengua, ha vivido fiel a su paisaje castellano, a su defensa por un mundo integrador y humanizado y a su pasión cinegética. Hoy descansa ya eternamente en su querida tierra castellana, en su Valladolid natal. Como ha repetido muchas veces, ha sido “como un árbol, que crece donde lo plantan”.
Recuerdo perfectamente la primera vez que leí una novela suya: tenía 13 años, me la mandaron en el colegio y, por primera vez, disfruté con la lectura gracias a las anécdotas de Daniel, el Mochuelo, de Roque, el Moñigo, la emotiva muerte de Germán, el Tiñoso, las Guindillas, las Lepóridas, la Uca-uca… en la inolvidable El Camino, todo ello envuelto en un sano ambiento de pueblo, con palabras de ámbito rural. En definitiva, me emocionó por su ternura, su realismo, su dolor y también su humor. Empezó ahí mi admiración y también mi gratitud por el escritor. Tras Daniel, llegaron la fuerza de Nini el cazador de ratas, Quico, “el príncipe destronado”, el inolvidable Azarías con su “milana bonita”, el genial monólogo de Carmen ante su difunto Mario, el cazador Lorenzo, el entrañable jubilado don Eloy…
Se ha perdido una figura universal para las letras. El vigor y fuerza de su lenguaje literario caracterizan su estilo narrativo, a modo cervantino. Ahí queda el legado de sus obras. Gracias a la magia de la literatura, su imaginación siempre estará presente con la lectura y relectura de sus novelas. Delibes es un escritor cercano al lector, por lo que deseo que sus libros no desaparezcan de las aulas y siga en la memoria de muchas generaciones, convirtiéndose así en un clásico de nuestra literatura.